viernes, 29 de octubre de 2010

Capítulo 79: Malos Sueños

"Estabamos todos, pero tú no. Estabamos aquí en la casa" cortó un poco de papas y trató de recordar la pesadilla. "Entonces de repente, como siempre sueño, llega el mar y tapa la casa. Y sabí que puedo sentir cómo nos arrastra y nos da vuelta"
Era obvio que al final de la historia generada por su subinconciente, el despertar tiene que haber sido de amargo sabor.
"La cuestión es que estamos todos mal. La casa toda inundad y destruida. Y llegas tú vestido de milico" dijo y rió, pero luego pasó a un inexplicable estado de angustia. "Siempre sueño la misma güeá"
"¡Mamá! No digas garabatos" le dije.
"Pero es que es verdad, Gustavo" me dijo y se sentó.
La pesadilla de sobremanera le afectaba o quizás detrás de toda la escena había algo que le aterrorizaba más: perdernos a todos.
"Tranquila. Tendría que caer un asteroide del porta de Santiago en la playa pa' que el agua pueda recien llegar a Buin" le dije sonriendo.
Su mirada estuvo perdida por un tiempo y luego se encontró con la mía. Me sonrió y siguió cortando las papas.

Hoy mis viejos se fueron a Iquique. Un viaje de tres días y dos noches. Se lo tenían totalmente merecido. Era el viaje programado para antes del terremoto, y hoy, ocho meses después, lograron concretarlo. Ahora deben estar en el aeropuerto, esperando el vuelo de las 1. Ayer buscamos lugares turisticos donde podían ir en el Google Earth, programamos la cámara digital y dejaron listos los papeles para el hotel. Hoy en la mañana empezaron a meter ruido temprano. Parecian dos niños ansiosos por su primer viaje en avión.
Nunca, al despedirnos, nos abrazamos. Odio los adioces. Pero hoy los abracé.
"Cuida la casa" me dijo mi papá con esa voz de comando nazi.
"Siiii... Por favor, haganle un bien a la loma y vallanse" les dije.
"Te amo, hijo" lanzó mi mamá y cerró la puerta.
La última vez que me quedé solo fue para el verano. Fueron buenos días. Y ahora todo vuelve a quedar en silencio.

Que haya que estar lejos para poder valorizar al del lado.