martes, 26 de octubre de 2010

Capítulo 78: Regresiones

Tengo algo que confesar. Entre más rapido mejor. Antes de este blog, existió otro. Sí, como las civilizaciones anteriores a las nuestras, o algo así. Creo recordar como se llamaba. Era algo como Antes del Comienzo. Jajajajaja, que paradogico título. Y ahí escribía mis primeras historias ficticias y algunas vivencias propias. Decidí cerrarlo porque habían en su interior historia que quería olvidar. Fue como la calcinación de una etapa. Mala o buena no importa, pero etapa al fin. Por ahí empecé a escribir Los Extraño, buscando pulir un poco el método sorpresa en las historias ficticias, pero sin embargo había algo que me pedía partir con un blog personal. Necesitaba tener una vía de escape para cuando nada en el mundo pudiera contener mi problema o mi felicidad y poder contarselo a alguien que sólo me dejara hablar y no dijiera nada. Ningún vacío consejo o algún reproche incomodo. Sólo dejarme caer y nada más. Así que abrí el Santiago Vida. Y lo partí porque había entrado hace poco al Tottus y llevaba un año en Las Lomas, así que era más de seguro que ocurrirían cosas divertidas. Pero uno nunca piensa que va a vivir las cosas que viví en estos casi dos años de blog. Han sido miles y de todo tipo. Sin embargo, quiero referirme a una que dejé de escribir hace 64 capitulos, en el número 14, el 5 de Septiembre del año pasado. Recuerdan a Nathalia? La propinera? Quizás por ella empecé a escribir en capítulos las historias de este blogeer, pensando que aparecería en muchos más. Pero la historia duró hasta el 14... en el blog, porque paralelamente aún sigue vigente como persona.

Cerré mi primer blog dejando atrás historias que adoraba, porque salieron de mi propia mente, pero era algo que tenía que hacer. De algún modo tenía que dejar atras y superar todo lo experimentado desde los diecisietes hasta los diecinueves. Y si cerrar el blog ayudaría, lo tenía que hacer. Fue un paso, un gran paso, sintiendo que, aunque muy poco, estaba creciendo con respecto a muchas actitudes y formas de vivir la vida. Sin embargo, arrastraba formas de ser que no debería llevar un tipo de diecinueves años. Así que me hice el tonto y seguí avanzando.

Por una ley autoimpuesta, dejé de hablar con Nathalia. En realidad, y aunque suene casi como una mentira, nunca pasó nada. Nada de nada. Fue sólo el sentimiento por parte de los dos, pero los acontecimientos no dejaron que ocurriera nada más. Qué es nada? Por ejemplo, nunca nos dimos un beso. Así de nada. Hasta que a fines del año pasado, no recordando bien por qué, hablamos por Messenger. Había entrado a estudiar Odontologia en la universidad Andrés Bello, y según por lo que me contó, una de las mejores con respecto a su carrera.
Simplemente había comenzado a vivir su sueño. Y yo estaba realmente contento por eso, pero más que nada sentía una extraña felicidad por haberle vuelto a hablar. Era esa gratitud de haber hablado con una amiga después de muchisimo tiempo. Pero Nathalia no había sido una amiga. Fue un "algo". Sin embargo, ahí estabamos, ella hablandome porque siempre, después de, había querido la amistad, y yo porque sentía que había superado, más que a ella, un punto negro en mis actitudes. Sí. Podía, sin ningun problema, hablar con alguien por quién había sentido sensaciones de gusto, y no me generaba ninguna incomodéz. Es más, me alegraba mucho el poder haber recuperado a Nathalia. Otro paso.

Hace dos meses que no la veo. Fuimos al Bravisimo del Tobalaba a comernos un helado. Ahí me contó toda una tarde acerca de qué trataba la Odontologia, una carrera demasiado interesante. Luego la fui a dejar a su casa y caminamos por la misma calle que alguna vez nos vio pasear incomodos y extrañados. Ahora reíamos de cosas que no recuerdo y viviamos la vida como los entrañables amigos que nos volvimos.
Hace poco me invitó a una tarde de peliculas y cosas para comer, pero los horarios no nos concuerdan. Realmente la carrera la tiene abosorbida y son pocos los momentos en que se puede dar el lujo de descansar.

(Foto Mía y de la Gorda)