Capítulo 18: Salir
Primera Parte
Acaba de morir el 16. Mi madre cumplió cuarenta y cuatro y por discutir con mi viejo, no hubo once en familia ni felices cumpleaños. Son las doce con siete minutos de la madrugada del 17 de Septiembre. Mañana me veré con Jack, Isabella y Karina. Viajaremos a Calera de Tango, un pueblo oculto en medio de la oscura Cordillera de La Costa. Habrá fondas y empanadas. Encuentros y espectativas. Es una celebración más del dieciocho de Septiembre, a un año del Bicentenario, a un año del la última celebración que para mí va a ser innolvidable.Y es extraño estar sentado aquí sabiendo los días que se vienen. Mañana temprano tengo que ir a DUOC y después a Tottus. Estaré toda la tarde ahí y luego a la casa de Isabella. Pasaremos toda la noche juntos y al otro día tengo que ir donde mi abuela. El sábado a trabajar, y el domingo lo mismo. Extraño también es sentir con Jack las ansias de pasar la noche con ellas ¿Por qué? Es la rara sensación de quizás saber que todo será espectacular ¿Pero que puede tener de espectacular, si las siguiente horas se convertiran en una avalancha de vivídos recuerdos? No lo sé. Tan sólo es así.
Desde el capítulo recordado ha pasado exactamente un año. Un año en donde han pasado miles de cosas. Y es divertido comenzar este 16 de Septiembre del 2010, fecha en que conmemoran 200 años desde la junta de gobierno que impulsó a hombres a formar una patria, adelantar un poco lo que ocurrirá. A ver si un año después las cosas son tan distintas.
Celebramos, con una torta de mocca que compré hoy en la tarde, el cumpleaños de mi madre. Parece que cumple 46. Preferio no preguntarle. Mañana abro el Tottus a eso de las ochos de la mañana, y en la tarde, junto a Camila, nos vamos a San Bernardo a la casa de Isabella. De ahí, junto a Jack, Karina y amigos de las chicas, partiremos, como el año pasado, a las fondas de Calera de Tango.
Sólo espero que el estrés de los 7 días seguidos de trabajo se me borre del cuerpo cuando vea su sonrisa y quizá el vestido que se compró la otra vez.