Fue sorpreviso saber que aún lees por ahí mis cosillas... ¿Me he superado? Espero que sí. Saludos Dennisse.
Todo aquel ser que pase por este blog y tenga una continua presencia en lo que respecta a lectura, podrá haber notado que me salté el capítulo 52. Tal capítulo existe, pero por precaución de privacidad al sospechar de visitantes inesperados, prefiero dejarlo oculto en mi bandeja de borradores, ya que tal episodio contiene información clasificada, la cual al ser revelada puede perjudicar la ejecución de hechos futuros. Espero poder subirlo más adelante, cuando los hechos ya estén consumados.
A continuación una historia que se me ocurrió y quiero compartir. Se títula "Loy's" y espero les agrade.
La parte norte de Santiago se desplegaba por todo el paisaje como un manto de luciernagas estaticas palpitantes, sucedido por el sonido lejano de los vehiculos que pasaban por la costanera. Respiró con fuerzas el aire frío estacando ahí en el piso 21. Trató de nuevo buscar las respuestas y estar un poco mejor, pero aquella pequeña e inuvicable astilla en su mente no se iba. Sólo buscó fuerzas para hacer lo tenía que hacer. Dejar pasar lo minutos podía ser fatal.
El ventanal de acceso al balcón en donde se encontraba se deslizó, dejando escapar todo el bochornoso ruido que venía desde el interior del departamento; música, risas, vasos chocando, garabatos, insinuaciones, un "ya po', güeón... entren" y el vaciado de un cuarto de ron en una taza de café. Stephany cerró el ventanal y se sentó en frente de él. Alexander le recibió el vaso de Coca-Cola, agradeciendole con una sonriza. Desde hace semanas que ni siquiera un "gracias" podía esbozar.
"Ya, mi amor, te traje tu Coca, salimos al balcón. Creo que te tengo más comodo de lo que este departamento me lo permite" dijo Stephany, sonriendo ya nerviosa.
Alexander no dejaba de estar hipnotizado por la bella imagen del Santiago dormido y luminoso.
"Lo que te tengo que contar, te lo cuento a ti porque nadie más ha sido capaz de entender lo que siento" dijo serio y grave.
Stephany odiaba que su pololo desde la media comenzará así una conversación. Sentía que la garganta se le secaba al experimentar tanto miedo y su mente se volcaba tratando de saber qué le ocurría.
"Para eso estoy yo, mi amor, para escucharte siempre" trató de quitarle gravedad a la tensa voz de su novio.
Alexander se giró nuevamente hacia la ciudad. No queria perderse en sus ojos. Quería tener la idea clara, para que saliera sin filtros.
"Desde el día en que desperté en el hospital, después del accidente, siento que algo nunca más fue igual en mi vida" comenzó "Es algo que está desde que abrí los ojos aquella tarde, algo que me sigue a todos lados e indudablemente no me ha dejado. Si me preguntas qué es, no te puedo dar una respuesta totalmente clara. Tan sólo te puedo decir que es algo que me dice 'No eres tú'"
Alexander denotó incompresión y rabia al no entender que era lo que realmente le pasaba.
Stephany le quitó el vaso desde las manos y lo dejó sobre el borde del balcón y en silencio, un tanto apenada, le tomó las manos, buscando brindarle un poco de apoyo. Él la miró sonriente y perdido, tratando de saber por qué había perdido las ganas de besarla.
"Me siento incomodo dentro de mi mismo cuerpo. Siento que no es mío. Y que la vida me la prestaron..."
"Shhh" le dijo ella, posando sus dedos sobre sus labios. Luego le acarició los pelos y la mejilla.
"Nada es igual desde el día del accidente"
Alexander una noche de viernes, hace un año, salió desde un pub en Providencia a contestar una llamada de su celular. Los seis vasos de ron-cola en su sangre lo llevaron a quedarse de pies en medio de la intersección de la avenida 11 de Septiembre y Antonio Varas, para que a 120 kilometros por hora una camioneta le quebrara cuatro costillas y lo dejara inconciente por dos días.
"Todo va a estar mejor, mi vida" le dijo su polola abranzandolo.
Alexander se la quitó con ternura de encima.
"Desde aquella tarde sentí que perdí muchas cosas. Estoy seguro que no soy el mismo y no hay nada en la faz de la Tierra que me devuelva ese pedazo que se me fue. Y no puedo entender cómo el golpe que me di en la cabeza me haya cambiado tanto. Fue sólo un golpe..."
"Pero si los doctores dijeron que tu cerebro habia recibido multiples golpes que podían derivar en secuelas futuras" lo interrumpió Stephany.
Alexander odiaba que lo interrumpieran.
"Esas secuelas ya no se produjeron, Stephy" dijo serio "Esto es otra cosa"
Ambos se sumieron en un negro silencio. En los diez minutos de conversación no lograban engranarse.
"Pero hace dos meses me ocurrió algo extraño" dijo Alexander "Iba a tomar el metro en estación Los Leones, cuando algo me detuvo y preferí irme en micro hasta La Florida. Así que me fuí por Macul hasta la casa, una ruta que no hacía desde el accidente. Y fue cuando pasé por el frente de Loy's"
Loy's es una gigantesca multitienda construida en más de cinco mil metros cuadrados sobre la falda de la cordillera. Destronó desde mediados del 2005 a Ripley y Falabella en lo que respecta retail, quedandose con el trono de todo tipo de mercado. Su infraestructura omnipotente se deplegaba a travez de cientos de metros por un buen pedazo de borde de avenida La Florida. Alexander pasó por el frente de esta gigantesca e iluminada construcción hace unos dos meses, quedando impresionantemente impactado por su presencia.
"Aquella noche no pude dormir tratando de entender qué habia echo click en mí al ver esa monumental infraestructura" dijo alucinado.
"Es bonito Loy's" dijo Stephany, siempre restandole emoción a los relatos de su pololo "Y es obvio que te haya impresionado, amor. Ese mall es impresionamente gigantesco. Es una de las construcciones más grandes de Latinoamerica"
Alexander la observó ya un poco molesto.
"Ahora ya no tomo el metro para irme a la casa después del instituto" declaró sonriente, casi como si se tratara de una travesura "Y cada vez que paso tengo que observarlo. Y es que estoy seguro de casi llegar a oirle"
"Es la publicidad, Alex" le dijo Stephany riendo a carcajadas.
A él no le pareció nada de divertida la declaración. Se estaba abriendo frente a un tema guardado y su polola le contestaba con una risotada. Estaba seguro que lo que a continuación tenía que decirle le iba a quitar todo vestigio de risa en su rostro. Alexander sonrió igualmente de mala manera y le dijo:
"¿Recuerdas cuando llegaste esa noche al hospital a verme?"
"Sí" asintió Stephany extrañada.
"En ese momento sentí algo que pensé decaería con el tiempo, con los días o en algunas semanas. Pero no sucedió así" le dijo Alexander.
"¿Qué cosa, mi vida?" le preguntó Stephy incomoda.
"Sé que tenemos que luchar contra nuestros miedos y dudas, para así poder caminar libres y sin vacilaciones..."
"¿Qué cosa sentiste, Alex?" le preguntó Stephany ya asustada.
"Esa noche, cuando entraste y me besaste, sentí... nada" dijo él.
"¿Nada?"
"Nada. Ni pasión, ni amor, ni siquiera aprecio" dijo Alex tajante.
Stepanhy sintió que se congelaba y carbonizaba al mismo tiempo. El tiempo alrededor pareció realentalizarce y la figura de Alexander frente a sus ojos pareció alejarse.
"Es broma" logró tartamudear.
"Ojalá fuera broma, Stephany" le dijo Alex ya más tranquilo "Pensé que el amor volvería, pero con el pasar de los meses no sucedio así"
"¡Pero el accidente no te quitó el amor por mi, Alexander!" le dijo Stephy desesperada "Tiene que ser otra cosa"
"Haya sido lo que haya sido, ya sucedió" le dijo él "Te dejo, Stephy" y se levantó del asiento.
Al abrir el ventanal y escuchar el ruido rompedor, Alexander pareció sentirse un poco más liviano... un poco más feliz.
A las tres de la madrugada, Loy's estaba apacible y silencioso. Su luz podía hasta verse desde Vicuña Mackena. Indudablemente era un Dios de todo lo construido sobre Chile. En su rededor no había alma alguna circundando. Tan sólo estaba él, fumandose un cigarro, arropado hasta la punta de los pelos por el pesado frío, preguntandose por qué admiraba tanto ese lugar.
Todo aquel ser que pase por este blog y tenga una continua presencia en lo que respecta a lectura, podrá haber notado que me salté el capítulo 52. Tal capítulo existe, pero por precaución de privacidad al sospechar de visitantes inesperados, prefiero dejarlo oculto en mi bandeja de borradores, ya que tal episodio contiene información clasificada, la cual al ser revelada puede perjudicar la ejecución de hechos futuros. Espero poder subirlo más adelante, cuando los hechos ya estén consumados.
A continuación una historia que se me ocurrió y quiero compartir. Se títula "Loy's" y espero les agrade.
La parte norte de Santiago se desplegaba por todo el paisaje como un manto de luciernagas estaticas palpitantes, sucedido por el sonido lejano de los vehiculos que pasaban por la costanera. Respiró con fuerzas el aire frío estacando ahí en el piso 21. Trató de nuevo buscar las respuestas y estar un poco mejor, pero aquella pequeña e inuvicable astilla en su mente no se iba. Sólo buscó fuerzas para hacer lo tenía que hacer. Dejar pasar lo minutos podía ser fatal.
El ventanal de acceso al balcón en donde se encontraba se deslizó, dejando escapar todo el bochornoso ruido que venía desde el interior del departamento; música, risas, vasos chocando, garabatos, insinuaciones, un "ya po', güeón... entren" y el vaciado de un cuarto de ron en una taza de café. Stephany cerró el ventanal y se sentó en frente de él. Alexander le recibió el vaso de Coca-Cola, agradeciendole con una sonriza. Desde hace semanas que ni siquiera un "gracias" podía esbozar.
"Ya, mi amor, te traje tu Coca, salimos al balcón. Creo que te tengo más comodo de lo que este departamento me lo permite" dijo Stephany, sonriendo ya nerviosa.
Alexander no dejaba de estar hipnotizado por la bella imagen del Santiago dormido y luminoso.
"Lo que te tengo que contar, te lo cuento a ti porque nadie más ha sido capaz de entender lo que siento" dijo serio y grave.
Stephany odiaba que su pololo desde la media comenzará así una conversación. Sentía que la garganta se le secaba al experimentar tanto miedo y su mente se volcaba tratando de saber qué le ocurría.
"Para eso estoy yo, mi amor, para escucharte siempre" trató de quitarle gravedad a la tensa voz de su novio.
Alexander se giró nuevamente hacia la ciudad. No queria perderse en sus ojos. Quería tener la idea clara, para que saliera sin filtros.
"Desde el día en que desperté en el hospital, después del accidente, siento que algo nunca más fue igual en mi vida" comenzó "Es algo que está desde que abrí los ojos aquella tarde, algo que me sigue a todos lados e indudablemente no me ha dejado. Si me preguntas qué es, no te puedo dar una respuesta totalmente clara. Tan sólo te puedo decir que es algo que me dice 'No eres tú'"
Alexander denotó incompresión y rabia al no entender que era lo que realmente le pasaba.
Stephany le quitó el vaso desde las manos y lo dejó sobre el borde del balcón y en silencio, un tanto apenada, le tomó las manos, buscando brindarle un poco de apoyo. Él la miró sonriente y perdido, tratando de saber por qué había perdido las ganas de besarla.
"Me siento incomodo dentro de mi mismo cuerpo. Siento que no es mío. Y que la vida me la prestaron..."
"Shhh" le dijo ella, posando sus dedos sobre sus labios. Luego le acarició los pelos y la mejilla.
"Nada es igual desde el día del accidente"
Alexander una noche de viernes, hace un año, salió desde un pub en Providencia a contestar una llamada de su celular. Los seis vasos de ron-cola en su sangre lo llevaron a quedarse de pies en medio de la intersección de la avenida 11 de Septiembre y Antonio Varas, para que a 120 kilometros por hora una camioneta le quebrara cuatro costillas y lo dejara inconciente por dos días.
"Todo va a estar mejor, mi vida" le dijo su polola abranzandolo.
Alexander se la quitó con ternura de encima.
"Desde aquella tarde sentí que perdí muchas cosas. Estoy seguro que no soy el mismo y no hay nada en la faz de la Tierra que me devuelva ese pedazo que se me fue. Y no puedo entender cómo el golpe que me di en la cabeza me haya cambiado tanto. Fue sólo un golpe..."
"Pero si los doctores dijeron que tu cerebro habia recibido multiples golpes que podían derivar en secuelas futuras" lo interrumpió Stephany.
Alexander odiaba que lo interrumpieran.
"Esas secuelas ya no se produjeron, Stephy" dijo serio "Esto es otra cosa"
Ambos se sumieron en un negro silencio. En los diez minutos de conversación no lograban engranarse.
"Pero hace dos meses me ocurrió algo extraño" dijo Alexander "Iba a tomar el metro en estación Los Leones, cuando algo me detuvo y preferí irme en micro hasta La Florida. Así que me fuí por Macul hasta la casa, una ruta que no hacía desde el accidente. Y fue cuando pasé por el frente de Loy's"
Loy's es una gigantesca multitienda construida en más de cinco mil metros cuadrados sobre la falda de la cordillera. Destronó desde mediados del 2005 a Ripley y Falabella en lo que respecta retail, quedandose con el trono de todo tipo de mercado. Su infraestructura omnipotente se deplegaba a travez de cientos de metros por un buen pedazo de borde de avenida La Florida. Alexander pasó por el frente de esta gigantesca e iluminada construcción hace unos dos meses, quedando impresionantemente impactado por su presencia.
"Aquella noche no pude dormir tratando de entender qué habia echo click en mí al ver esa monumental infraestructura" dijo alucinado.
"Es bonito Loy's" dijo Stephany, siempre restandole emoción a los relatos de su pololo "Y es obvio que te haya impresionado, amor. Ese mall es impresionamente gigantesco. Es una de las construcciones más grandes de Latinoamerica"
Alexander la observó ya un poco molesto.
"Ahora ya no tomo el metro para irme a la casa después del instituto" declaró sonriente, casi como si se tratara de una travesura "Y cada vez que paso tengo que observarlo. Y es que estoy seguro de casi llegar a oirle"
"Es la publicidad, Alex" le dijo Stephany riendo a carcajadas.
A él no le pareció nada de divertida la declaración. Se estaba abriendo frente a un tema guardado y su polola le contestaba con una risotada. Estaba seguro que lo que a continuación tenía que decirle le iba a quitar todo vestigio de risa en su rostro. Alexander sonrió igualmente de mala manera y le dijo:
"¿Recuerdas cuando llegaste esa noche al hospital a verme?"
"Sí" asintió Stephany extrañada.
"En ese momento sentí algo que pensé decaería con el tiempo, con los días o en algunas semanas. Pero no sucedió así" le dijo Alexander.
"¿Qué cosa, mi vida?" le preguntó Stephy incomoda.
"Sé que tenemos que luchar contra nuestros miedos y dudas, para así poder caminar libres y sin vacilaciones..."
"¿Qué cosa sentiste, Alex?" le preguntó Stephany ya asustada.
"Esa noche, cuando entraste y me besaste, sentí... nada" dijo él.
"¿Nada?"
"Nada. Ni pasión, ni amor, ni siquiera aprecio" dijo Alex tajante.
Stepanhy sintió que se congelaba y carbonizaba al mismo tiempo. El tiempo alrededor pareció realentalizarce y la figura de Alexander frente a sus ojos pareció alejarse.
"Es broma" logró tartamudear.
"Ojalá fuera broma, Stephany" le dijo Alex ya más tranquilo "Pensé que el amor volvería, pero con el pasar de los meses no sucedio así"
"¡Pero el accidente no te quitó el amor por mi, Alexander!" le dijo Stephy desesperada "Tiene que ser otra cosa"
"Haya sido lo que haya sido, ya sucedió" le dijo él "Te dejo, Stephy" y se levantó del asiento.
Al abrir el ventanal y escuchar el ruido rompedor, Alexander pareció sentirse un poco más liviano... un poco más feliz.
A las tres de la madrugada, Loy's estaba apacible y silencioso. Su luz podía hasta verse desde Vicuña Mackena. Indudablemente era un Dios de todo lo construido sobre Chile. En su rededor no había alma alguna circundando. Tan sólo estaba él, fumandose un cigarro, arropado hasta la punta de los pelos por el pesado frío, preguntandose por qué admiraba tanto ese lugar.