Estoy más que seguro que a mi computador le quedan pocos días de vida. Es un Pentium 4, con un RAM de 128 mgb, que no te permite tener dos programas abiertos a la misma vez. Es un verdadero tarro, vivo desde el 2001. Ya tiene nueve años. Y tanto tiempo a uno le deja la enseñanza de sus mañas. Al encenderlo hay que esperar que primero arroje el mensaje del error que falta un archivo en la carpeta Windows, luego que cargue el Ares, el Avast y el Messenger Live 2009. Después de esperar dos minutos que conecte a internet, hay que esperar el mensaje de que el sistema está desprotegido y que hay memoria virtual insuficiente. Todo eso pasa en el periodo completo de un episodio de Los Simpons.
Muevo con lentitud el cursor, rogando que llegue rapido Junio, y cierro todas las ventanas desplegadas en mi hermosa pantalla LCD LG de 17''. Abrí Explorer e ingresé en la barra de dirección el nombre de facebook. Quería ver cómo iba lo del jueves en los mensajes internos, cuando una atractiva opción se posó frente a mis ojos. El facebook de mi hermano estaba extrañamente abierto y en su lista de amigos la imagen reflejada de mi proximo examen. No habia nada de malo de cliquear su nombre en la bara de busqueda. Entré a su muro y vi los mensajes.
Todo me pareció normal... y patetico.
Con María retomamos el contacto. Ella fue la gestora de una conversación reveladora y penetrante. Fue todo lo que necesitaba en este momento tan difícil que aún no termina. De a poco se va retomando lo que en un momento perdimos, y eso me tiene demasiado contentisimo. Me devolvió un pedazo de luz.
Fue una mañana cuando mi mamá dibujó en el calendario el día D, aquel día en que todo puede comenzar o terminar. Ese día tan trascendental como normal escrito en Word en el calendario de la bomba de bencina.
"Nos vamos este fin de semana con tu papá" me dijo y la idea de que algo nos controla se sobrepuso sobre mí.
La Providencia es inmensa.
Mi viejo el año pasado fue informado por sus patrones que era el flamante ganador de un viaje a Iquique en avión, junto a su esposa, gracias al grotesco y excesivo monto de la devolusión de impuesto recibida por su empresa. El premio lo recibió cuando en mi vida iba todo bien, cuando no necesitaba de unos días con Mary o cuando no necesitaba viajar a Huechuraba. Si se hubiesen ido el año pasado, estoy seguro que ese fin de semana lo habria pasado con Yessenia y toda habría seguido igual. Pero no era cómo deberia pasar. Tuvieron que aplazar el viaje hasta nuevo aviso, ya que mi vieja tenía que esperar que la llamaran del hospital. La operaron este verano, y cuando ya estaban listos para partir... adivina. Sucede el terremoto grado 8,8 en Concepción, y nuevamente tuvieron que aplazarlo.
"Tu papá estaba esperando un lunes feriado, para descansarlo" me decía mi mamá, sin darse cuenta de mi impresión.
"¿Puede venir Mary?" le pregunté sin meditarlo un momento. Mi alma hablaba por mí.
Su seño fruncido acuso su extrañeza por la repentina pregunta. Se descolocó.
"¿Ese fin de semana?" me preguntó.
"Si. Acuerdate que al final no vino para el verano" agregué
"Ya, pero hablalo con tu papá"
"Mi papá no será problema"
Y aquella extraña fuerza se siguió moviendo por esos días.
Aquel fin de semana lo ocuparía, sin lugar a dudas, para resolver todas las diferencias con María y para fortalecer lo que estuvo a punto de destruirse. Estaba dejandome llevar por la felicidad de la proximidad de la fecha, cuando apareció un antiguo amigo que harìa que aquel fin de semana fuera más interesante de lo que hasta ese momento era. Marcelo me dejó un mensaje en facebook, alucivo a inciar una conversación. Me alegró su aparición y abrí su ventana de contacto en Messenger. La conversación sería tajante y escalofriante.
Me contó que hace días venía pensando en mí, buscando el momento para pillarme y hablar conmigo para invitarme a su cumpleaños, fechado para el último fin de semana de junio, extrañamente el mismo fin de semana que mis padres se van a Iquique... el mismo que vendrá María.
Marcelo y María son amigos desde hace unos cuatro años, cuando ella era polola de un compañero de nosotros del liceo. Yo a Mary la conocí a mediados de julio del 2007. Por pareja, no nos vemos hace mucho tiempo. Entonces se podría decir que con María celebrariamos nuestro aniversario de tres años de conocernos, sumado a la constitución de la reconciliación en curso, más el reencuentro de Marcelo conmigo y de él con ella. Pero falta un pequeño gran detalle dentro de este impactante fin de semana. Al cumpleaños de Marecelo asistirá Daniela... con su pololo.
Cataclismico! ¿No? Ver a Daniela era algo que venía pidiendo desde hace un tiempo esa parte de mi ser que quiere probar si la superación se cumplió por completo. Y es que haber consumido el sentimiento por ella en tres meses, después de dos años de relación, aún me parece raro. Es verdad que tuve todo el apoyo y ayuda de Mary, pero noventa días aún me parece poco. Lo más chistoso es que asistiré a mi prueba acompañado por mi profesora de olvido.
Por primera vez siento que mi mundo no es completamente el problema que estoy viviendo. Que la felicidad se puede conseguir por otro lado y no tan sólo enfocarla en querer conseguir lo que quiero.
Hoy es 18 de Mayo. Falta un mes y dos semanas para el tiempo límite. La Providencia me acompañe.