domingo, 6 de diciembre de 2009

Capítulo 35: Dejavú

Mediodía

"... La güea fue que llegó un loco de la UCINF o algo así. Era psicologo"
"Ahhh. Terrible loco" me interrumpió.
"Si po" continué "Y llegó con un pito y dio la vuelta" reí avergonzado.
John también rió. Sabía bien lo que había sucedido.
"Güea es que en proporción nos tomamos un pack de cerveza cada uno" le dije "Y cuando terminamos, llegué hasta el metro Manuel Montt y me vine pa' la casa. Yo creo que fue el calor del vagón del metro, porque me bajó toda la borrachera y me fui a la mierda"
Ambos reímos
"Venía mal, güeón. Y no me podía quedar dormido para por lo menos pasar un poco la curadera. Nada. Cuestión es que llegué acá y tan sólo saludé a mis viejos y subí a la pieza. Igual al otro día mi viejo me dijo que no podía llegar así otra vez en la semana"
Y algo así como la premonición de lo que iba a tener cabidad horas más tardes aquel viernes, John me relató una proeza parecidad vivida en la media. Su curso enteró hizo la popular "cimarra" para viajar a la casa de un compañero y realizar un carrete a gran escala. El problema fue que la ausencia del curso completo en el liceo en donde estudiaba, dio la alerta para que la dirección de la institución llamara a la casa de cada uno de los padres.
"Cuando llegué a la casa, pasao' a vino, mi viejo me estaba esperando en la ventana. Me cachó al tiro, más encima tenía la boca morada de tanto que había tomado. Lo bueno fue que mi mamá no estaba y mi papá no le dijo nada"

Medianoche

Me estaba preparando para ver "Actividad Paranormal". Las luces, buscando envolverme del terror que tanto hablaban los que la habían visto, las apagué totalmente. Limpié el vidrio de los lentes y cuando le voy a poner "play", el teléfono comenzó a sonar.
"Cresta" mascuyé.
Me levanté del sillon y fui a contestar.
"Hola, amigo"
"¿Isabella?" le pregunté a la mujer que me habló desde el otro lado.
"Sí" me contestó "¿Cómo estás?"
"Bien ¿Y tú?" le pregunté.
"Estoy preocupada, amigo" me dijo un tanto en serio, un tanto riendose "Lo que pasa es que me pinchó John, y lo llamé y estaba curado"
No, no venía de hacer la cimarra. John después de haber estado en mi casa, se fue al instituto.
"Lo peor, Omar, es que no sabe donde chucha está parado" declaró.
Eso si que fue extraño. Es normal en nosotros salir a tomarnos algo después de un día de trabajo o alguna prueba en el instituto, y emborracharse, aunque no usual, es algo probable, pero no saber cómo llegar a casa es algo un poco extraño.
"¿Qué te dijo?" le pregunté.
"Que no sabía en donde estaba. Creo que tomó la F6... ¿La cachai?"
La situación ya no era auspiciable para mi amigo. La F6 es un bus acercador, el cual pasa a una cuadra de la casa de John. El problema era que su recorrido pasa por comunas tan peligrosas de noche como son La Pintanta y Puente Alto, además de tener algunos minutos de viaje por El Castillo, población acedida por su fama de ser una zona peligrosa, llena de narcotraficantes y delincuentes.
"Si, esa micro se va para La Pintana" le dije, y la reacción no esperó.
"¡¿La Pintana?! Pero Omar, esa población es super peligrosa" se espantó Isabella.
"Si sé, pero no creo que le pasa nada"
"Bueno, yo llamé a la mamá de John y lo fueron a buscar"
Y la premonición se cumplió. Los padres de mi amigo cogieron su auto y salieron en su desesperada busqueda por las oscuras poblaciones de la peligrosa población, corriendo contra el tiempo para que ningún malandra lo viera con las copas demás encima y lo asaltara. Isabella lo llamaba a cada instante para saber dónde y cómo estaba, preocupada... dulcemente preocupada.