Con la promotora de Lotería hay algo. Debe tener más de dieciocho, ya que está trabajando, pero aún así representa unos dieciséis. Ojos verdes, pelo castaño claro y una estatura que a mí me encanta; me mira desde abajo. La cosa fue que después de ver el condoro del teléfono del modulo CMR, me dirigí al baño, al lado del subterraneo. Contemplandome en el inmenso espejo que la hace de pared, bajé por la escalera mecánica hasta el piso inferior, y al entrar al pasillo que da con el baño de hombres y mujeres, casualmente éste da directo con el baño de mujeres, especificamente al lavamanos, la vi. Frente a él se encontraba, lavandose con ganas los dientes, bueno, en realidad estaba inclinada hacia el frente, cuidando de que la mezcla de saliva y pasta no cayera sobre su ropa, resfregando con alegocía y fuerza sus muelas, metiendo y sacando cada cuarto de segundo el cepillo de dientes de su boca, y al percatarse de mí, se quedó mirando incredula. Para mí desgracia, no se le ocurrió mejor cosa que quedarse ahí, mirandome sexy, metiendose y sacandose con más rapidez el cepillo para limpiar sus muelas.
Imagina lo que quieras de su intención. Yo me metí nervioso al baño de hombres.
Cuando llegué y la saludé, portaba en sí excelentes noticias.
"Hablé con los jefes de sección y ya les informé que hay horarios para entregar los informes"
me dijo Joselyn ¡En su cara, don Miguel!.
"¿Pero usted me da permiso para hacer respetar frente a ellos los horarios?" le pregunté, queriendo sólo escuchar una respuesta.
"¡Pero obvio!" dijo soriéndome "Tú eres el encargado de informática el fin de semana. La oficina y los horarios tambien son tuyos" me delegó.
Cuestión es que esa noche me fui a Calera de Tango, cansado, con sueño, un dolor de espalda y con pocas ganas de recordar que había pasado hace un año, pero habia una conversación grabada en mi cabeza No olvidarás. Lo mejor que puedes hacer es separar las aguas y asumir. Fue así que, en compañia de Jack, Isabella, Karina y Camila, una amiga de ésta última, después de dos vasos grandes de terremoto, unas gordas y jugosas empanadas, unos vasos de Ron y los que quedaba de las cuatro botellas de cerveza, me encontré bailando una apretada y extensa cueca con mi amiga Isabella. Me paré a intentar recordar las pruebas de música en la básica Un ocho, escobillado, zapateo, la vuelta cuando la canción lo diga... media luna y escobillao y así estuve tratando de recordar a mi profesor las cinco canciones, que cada vez que finalizaban, eran bien aplaudidas por las personas que nos acompañaban.
Nada más genial que estar con ellos, verlos reír y notar que en sus mente ya no hay vestigios de dolor ni penas. Todos reían a la vez que se desprendían del día a día. Estabamos envueltos en una exquesita nebulosa de querer y música alegre, queriendo, al pasar de los segundos, con deseos eternos no querer escapar de aquella noche. Tal vez todos queriamos que la Tierra dejara de girar y el tiempo se quedara estacionado en aquel instante para siempre No sé por qué, pero siento que esta noche va a ser genial.
Le pedí a Jack, ya viendo mal, modulando poco y con dos pedazos de cemento como parpados, que me acompañara al baño. Salimos, a eso de las cuatro, yo en un estado que me conviene no describir ¡Chucha, eso ya lo hice! y, en vez de pagar los 250 pesos para entrar a orinar a un pedazo largo de cañeria de plastico, buscamos un lugar oscuro y poco transitado para hacer nuestras necesidades. Fue elejido el frente de un stan vacío, perfecto para no ser visto por nadie, sin embargo, pasó algo que no nos esperabamos. Estabamos ahí, dejando que la brisa nos refrescara...
"Vo tai pa la cagaa" me dijo Jack riendose.
"Me callao" le reclamé.
Y ¡Pum! una mano me empujó hacia adelante, y si no es por ese instinto que te hace agarrarte de cualquier cosa, aunque fuera del aire, habría caido, sumado a mi deprorable estado, envuelto por la malla que cubría el frente del stan al suelo, quedando todo empolvado. Jack fue intervenido por una luma que portaba la CARABINERA que a mí me habia empujado. Me giré después de estabilizarme y procesar lo que me había pasado, viendo a la uniformada con un aspecto mezclado entre nerviosismo y una barrera de violencia como defensa. Increiblemente, con Jack no dijimos nada. Entre mascullos caminamos, él erguido y yo tambaleante.
Lo que vino después son sólo flaches de imagenes, y es que no haciendole caso a mi receta de alcoholización, que consta en tomar sólo un tipo de trago durante toda la noche, me llevó a quedar en pesimas condiciones... un sueño indestructible me invadió... salimos de las fondas... nos subimos al auto de uno de los compañeros de Karina... me acosté en la cama de Angelo... y de ahí hasta la mañana siguiente.
(Ahora que leiste y te reiste, dejame un comentario :D)