Primera Parte
Acaba de morir el 16. Mi madre cumplió cuarenta y cuatro y por discutir con mi viejo, no hubo once en familia ni felices cumpleaños. Son las doce con siete minutos de la madrugada del 17 de Septiembre. Mañana me veré con Jack, Isabella y Karina. Viajaremos a Calera de Tango, un pueblo oculto en medio de la oscura Cordillera de La Costa. Habrá fondas y empanadas. Encuentros y espectativas. Es una celebración más del dieciocho de Septiembre, a un año del Bicentenario, a un año del la última celebración que para mí va a ser innolvidable.
Y es extraño estar sentado aquí sabiendo los días que se vienen. Mañana temprano tengo que ir a DUOC y después a Tottus. Estaré toda la tarde ahí y luego a la casa de Isabella. Pasaremos toda la noche juntos y al otro día tengo que ir donde mi abuela. El sábado a trabajar, y el domingo lo mismo. Extraño también es sentir con Jack las ansias de pasar la noche con ellas ¿Por qué? Es la rara sensación de quizás saber que todo será espectacular ¿Pero que puede tener de espectacular, si las siguiente horas se convertiran en una avalancha de vivídos recuerdos? No lo sé. Tan sólo es así.
Hablamos durante un rato del día transcurrido, hasta que llegó aquel momento en que cualquier cosa se puede preguntar. Antes de, primero le pedí que me respondiera.
"¿Como está?"
"Bien. Lo está intentando con otra persona"
Sinceramente algo dentro de mí se agitó electricámente, como si algo se hubiera descompuesto para siempre. Sólo me queda salir.