viernes, 28 de agosto de 2009

Capítulo 9: Cancer

Una vez Brunilda nos dijo que el cancer se producía por la irregular división de células madres, las cuales comenzaban a apoderarse del órgano en donde se está llevando a cabo dicho nacimiento de células. Fue una noche de Octubre cuando Roberto llegó en un jeep a la casa de Jack. Ya no trabajaba más con su padre en la panadería, había regresado a la mecánica, a la ilegalidad. Así que llamé a Isabella y le pregunté si podíamos ir a visitarla. Esa vez fuimos Jack, Pablo, Paty, Roberto y yo. Aquella noche fue en la que, después de unos vasos de ron, Isabella y Jack se dieron cuenta que se gustaban. Esas células comenzarón a desarrollarse de forma anormal en aquellas horas de la madrugada y ninguno de los dos fueron capaces de tomar las pastillas para evitar que lo siguieran haciendo, tan sólo se siguieron observando fijo, dejando que eso dentro de ellos creciera.

Estaba en clases cuando una ventana de mensajeria instantanea se abrió en la parte derecha inferior de la pagina de Facebook. Era Carol. Le contesté el saludo y de inmediato me dijo que había hablado con ella el otro día "¿Qué te dijo?" le pregunte "Preguntó por ti" "¿Nada más?" "No" me dijo. ¿Nada más? ¿Tan sólo un "cómo está"? En ese momento me pregunté qué más podía esperar de ella. Si en realidad deseara algo me habría llamado o por lo menos un mensaje interno, pero desde el domingo todo entre nosotros volvía a ser nada.

Pablo me contó una noche que su amada del trabajo se había metido con otro. Estaba destruido, pero estaba empeñado en seguir buscando a aquel complemento. Yo ya estaba en compañía de ese complemento, así que en realidad no lograba interesarme mucho en los problemas que estaban acarreando mis amigos. Había llegado mi era y necesitaba volcarme en un cien porciento hacia mi relación, actitud que tomé tiempo después de darme cuenta que lo nuestro iba en serio.
Sebastían decidió celebrar su fiesta de cumpleaños un día sábado ¿O un día viernes? ¡No! fue un día sábado, porque un año más tarde lo celebró un viernes. La cuestión es que el viernes anterior a ese sábado recibí una extraña llamada de Paty.
"Necesito contarte algo" fue lo único que me dijo y colgó.
Partí, increíblemente, sabiendo que era lo que sucedía. Cuando llegué a su departamento al este de la comuna, estaba en compañía de su hermano comiéndose una caliente cazuela de vacuno. Yo me senté en su sillón y sólo la observé. Sus ojos ya eran las de una progenitora Tan sólo dimelo
"Estoy embarazada" me dijo y estalló en llanto. Dejó caer la cuchara con sopa y se tapó el rostro con su pequeña manito, mientras trataba de reprimir las lágrimas. Su hermano la miraba en silencio, sintiendo pena también.
"Valla para la pieza" le dije al pequeño poniendome de pies, llegando a su lado.
¿Qué quería? ¿Qué la reprendíera y le dijera que era una puta? No, aquel yo ya se estaba ahogando en alguna parte de mi orgullo. La abrasé con fuerzas y dandole un eterno beso en la mejilla, tragándome todas sus lágrimas, le dije que la felicitaba.
Martín hoy ya tiene más de un año.
A Jack le conté la noche que fuimos a la fiesta de Sebastían. A Daniela cuando llegamos allá. Y a los chicos cuando llegaron al cumpleaños. Todos íbamos a ser tíos.

Con ella nada podía ir mal. Obviamente estaban aquellas estúpidas discusiones de enamorados, pero más allá de eso todo era genial. Aquellos primeros meses nos encantaba frecuentar el parque Forestal después de una mañana de liceo. Buscábamos un pedazo de tierra con pasto abundante y nos besábamos como si fuera la primera vez que nos encontrábamos. Recuerdo que nos gustaba tomarnos fotografías y capturarlas como recuerdo. Hasta que una tarde, sin previo aviso, me dijo que me amaba. Estaba sobre mí, como asegurandose de que no me escapara de sus garras, pero lo único que quería era que me atrapara para siempre. No tuve nada que decirle, porque no tenía que decirle. La queria mucho, pero no lo suficiente para sentir que la amaba, aún.