lunes, 10 de agosto de 2009

Capítulo 4: Am/stad

Lo bueno de ellas es que su puede oler a kilometros de distancia los cambios de estado que experimentan. Fue un jueves que el saludo no fue igual y no me costó mucho saber que algo sucedía. Obviamente, algo malo. Así que hoy, con el pretexto de ir a comprar una crema para afeitar, la fui a visitar. De entrada le pedí que me resolviera un problema que me urgía desde el fin de semana, no existiendo aquel fortificante abrazo de entrada, como cuidandose de la mirada de los demás. Su mirar era cabizbajo y resguardado, fortificando siempre una muralla frente a mí. Y al pasar de los segundos, algo me decía que el causante de aquella cortante actitud era por algo que yo había hecho. Me hizo pasar a aquella pequeña, sofocante y desordenada oficina. Se sentó en su silla y me observó con aquella mirada acusadora.
"Estoy molesta con todos" empezó a rodear.
"Pero mayormente conmigo" corté su escape.
"De ti estoy desilusionada" dijo, descargando sobre el ambiente un negro y pesado veneno que me dificultó la respiración. Sólo me dispuse a escuchar todo lo que tenía que decir.

Alejandría había desaparecido de nuestras vidas a fines del 2006. Lleno de ira y rencor me encargué de que Víctor no viviera tranquilo los momentos que estaba con nosotros, porque para mí había muerto como amigo. Nunca fui capaz de apagar la desilusión causada por el acto de estar con ella. Nunca fui capaz de aceptar todo lo que sucedió. Así que como tenía el credito de ser el menor del grupo, muchas de las decisiones comenzaron a pasar por mí, poder que utilicé para encargame de que él no fuera feliz con nosotros. Su tiempo dentro de clan se agotaba día a día.
Ese mismo año, en Enero, había llegado Pedro. Él era un amigo de verano, sobrino de una de las fundadoras de la población, el cual venía desde Puerto Montt todos los fines de año. Su abuelo había muerto en el 2005, a causa de un paro cardiaco, y tal situación los obligó a él y su madre a mudarse acá, a Santiago. Yo, dentro del lapsus de principios del 2006 y principios del 2007, había estado con la ya mencionada hermana de Roberto y la extraña prima de Pablo, dos relaciones que me sirvieron para quitarme a Alejandría de la cabeza. Sumado a la no menos inolvidable actitud de critico que tomé frente a la vida. Había, según yo, sido pasar por un tren y no iba a dejar que algo así sucediera otra vez, menos el acto de deshonradez entre nosotros mismos. Me había propuesto evitar que el grupo estuviera de nuevo al borde del quiebre, buscando estar con personas que nunca se equivocaran. El problema era que en tiempos futuros no iba a saber separar las cosas, acarreandome esto espantosas situaciones.

La desilusión por su parte era por algo que le habían dicho. Eso tambien odiaba de las mujeres: siempre se quedaban con la primera imagen. Sin embargo, no me imaginaba el rechazo que había causado en ella el comenterio que yo había generado, el cual no había sido recepcionado por ella como yo lo había dicho originalmente. Lo peor de todo, y para mi angustiante frustación, ya era demasiado tarde como para remediar la situación, ya que su posición, al momento, no era cambiable "Tú sabes como son las cosas" me dijo, recargando sus palabras sobre su agudizado mirar "Entonces me extraño que tú lo hayas dicho" "Yo no iba a llegar a preguntarte acerca de lo que decían, sólo iba a contartelo para que tú supieras la situación que estaba ocurriendo" me defendí.
"Pero se lo contaste a ella primero" me atacó "¿Por qué no hablaste conmigo primero?" me preguntó, encargandose de que yo notara su rabia y pena.
"Ese fue el error" dije, aceptando en parte la culpa del hecho "Pero.."
"Pero nada" me interrumpió "Ya pasó y no hay nada que hacer"
La última frase me derrumbó por completo ¿Qué tan cerca estábamos de perder todo lo que habíamos logrado?

El tema de conversación con Paty en las cálidas noches del verano del 2007 se habían teñido de practicas y espectativas de trabajo, ya que Pedro buscaba donde ganarse la vida y Pablo y Roberto se habían graduado del cuarto medio. Así que, gradualmente, comencé a acercarme mucho más a Paty. Sin embargo, tal cercanía traería una tragica concecuencia.Fue un día en junio, quizás una noche de viernes, estabamos sentados, como siempre, en la escalinata del jardín de mi casa.
"Tengo algo que contarte, algo que sé no te va a gustar" me dijo.
Le di todo el espacio para que hablara, pero por otra parte, yo no era capaz de darme cuenta que las nuevas actitudes que había tomado frente a la vida causaban tanto temor en los demás.La cosa era que estaba con alguien.
"¿Quién es?" le pregunté.
"Alguien prohibido" me dijo.
A dos años de escucharla decir eso, no puedo creer que yo allá calificado a algunas personas de ser las prohibidas ¿Quién era yo para prohibirle ser feliz? ¿Dónde había quedado el alentador de luchar por alcanzar las cosas que queríamos?
Fue así como inicié el juego de adivinar quién era el hombre con quien estaba. Nombré a los chicos del grupo, pero no, incluso a sus primos, pero nada. Entonces me vi con las ideas agotadas.
"Con Pedro" dijo


Sali del super, pateando piedras que no habían, sintiendo que la perdía, recordando esa noche que crucifiqué a Paty por un hecho en el cual tendría que haberle dado todo mi apoyo. Le dije que cómo era capaz de haberse metido con alguien del grupo después de lo que había pasado con Alejandría y Víctor, sabiendo lo que Roberto sentía por ella, que era igual que Alejandría, que era el último ser que quería ver en el planeta.
Ojalá algún día me perdone.