Cumpleaaaaaños feliz, te deseamos a ti... cumpleaños capítulo cincuenta... que los cumpla feliz... ¡Bravoooo!
Muchas veces he pensado en escribir el capítulo prohibido, ese que habla de los terribles meses al lado de Daniela, porque en el momento que iba a escribirlos, Maria me aconsejó no mencionarlo, ya que rememorar aquellos momentos ya no valía la pena.
Ahora Maria se encuentra lejos, y no me refiero a la distancia, si no a nuestra relación.
Ojalá pudiera encontrar lo que originó el terremoto, de eso hace dos meses, y golpearlo hasta que muera, porque desde aquel inolvidable 27 de Febrero todo va para convertirse en otro capítulo prohibido.
Sinceramente había evitado relatar los duros momentos que he tenido que vivir en estos dos últimos meses, porque siento que las cosas pueden ir mejor y que no volvería a sentir desagradables sensaciones. Pero de eso nada.
¿Tienen que ser necesarias tantas caidas? ¿Es tan difícil la adultez que en la juventud se tiene que aprender de todo a golpe y porrazo?
Terminamos con Yessenia y ahora vivimos una extraña y dolida relación. Con Mary me distancié por el mismo tema (y ahora que escribo estas líneas la pena ahoga al sentir que la mente se esclarece y que tengo conocimiento que todo puede ser mejorado). Isabella casi se mató andando en moto y ahora, nuevamente, se distanció de Jack. Y hablando de Jack, hace una hora me entero de que le cayó una estructura metálica en el hombro derecho. De él no sé hace unos tres días.
Es asqueroso sentir que tanta superación y cambio no sirven de nada, y la misma vida se encarga de resfregartelo en la cara. Claro, uno piensa que después de meses de sufrimiento extremo y de conocer la peor cara del ser humano, te encontrarás con personas mejores y que las situaciones serán más fluidas y no tan complicadas. Pero resulta que te das cuenta que hay cosas que aún te quedan por sentir; sentimientos tan radicales y poderosos como la desilución total por un ser amado o el hostigamiento de situaciones que se desencadenan sin más previo aviso. Es así de simple. Las personas cambian su forma de parecer y todo queda estancado... ¿Qué es lo que nos mueve a seguir intentando? Eso es lo que me cuesta entender.
Con Daniela lo intentamos mil veces antes de darme cuenta que nunca deberiamos habernos dado ni siquiera una oportunidad. Y ahora, con la experiencia en el cuerpo, vuelvo a caer en el mismo juego, con diferencias garrafales, obviamente, de eso no hay duda, pero... si hubo una vez que dije "basta", por qué ahora estoy jugando sobre el mismo tablero.
¿Es bueno creer tanto en la gente? ¿Es bueno entregar todo?
Quiero que este maldito terremoto personal termine, porque ahora siento que estoy en el medio de ese puente colgante que une ambos riscos. Sé que puedo cambiar las cosas para mejor, pero es tanto el amor, los deseos, las ganas de conseguir lo que quiero, que hay "algo" gigantesco y supremo que está interviniendo mi sentido común hacia todas las situaciones que me rodean y mi propio actuar.
No recuerdo haber persivido tantas manifestaciones negativas al momento de querer dejar todo.
Sólo quiero volver a sentir... si, esa es la palabra, sentir sensaciones que dejen espectativa y que me muevan a hacer cosas dentro de un vivir sano. Quiero que las cosas se arreglen y que todo pueda ir un poco mejor.
Espero tener que volver a escribir porque amo y porque me aman, porque las personas a mi lado ríen sin temor y sin miedo a nada... a nada.