lunes, 14 de diciembre de 2009

Capítulo 37: Realidad Asesina de Deseos

Llevamos dos meses y doce días juntos. La noche del sábado volvimos a las clases de conducción. Ahora me enseñó a devolverme en los cambios y hacer retrocerder el vehiculo. Ambos estabamos cansados de los días anteriores, llenos de ajetreo y estudio. Llevaba otra vez la misma polera de la vez anterior, tan sensual y accesible, la misma bufanda de hilo, los mismos ojos de niña tierna. Es raro y a la vez exquesito pedirle que estacione el automovil a la orilla de la misma carretera, quizás siendo observados por las mismas estrellas de la vez anterior. Desde el interior oscuro del Maipo un viento tibio y lento se deja escurrir por los árboles distantes, entregandonos la sensación de que el mar se agitara con temple en un orilla cercana. Y me vuelvo a preguntar cuál es la verdadera primera vez. Ella esconde lo que desea y muestra lo que teme, pero al final del beso se entrega por completo y deja de lado el orgullo del que tanto habla. Las respiraciones se desesperan y nos aferramos mas fuerte de los brazos del otro. Afuera el silencio nos contempla divertido. Ella no se detiene y yo sólo la dejo hacer. Está aprendiendo como yo a manejar las velocidades y las sensaciones, cuidando de no dejarse de llevar por la desesperación de soltar toda su verdad y perder todo en un segundo. Yo la observo en silencio, aprobando cada movimiento certero. Y comienza con sigilo a descubrirme, a rodear los puntos exactos sin que ellos se den cuenta. Recuerdo el momento y tiemblo, queriendo desear con todas las fuerzas que la realidad no asesine los deseos. Hasta que lenta y candidamente comienza a experimentar el gozo de tocar a otra persona, queriendo preguntar mil cosas, pero debe quedarse en silencio. Para no mostrarme vencido me muerdo los labios y me estremesco por completo. Es una novata jugando a cumplir sus sueños y yo tan sólo trato de no perder el control.
"Esto es algo que necesitaba"
"Uno no puede soñar ni desear nada" le dije con un poco de recelo.
"¿Por qué?"
"Porque la vida te quita los deseos" declaré altivo.
Me escabullo bajo sus ropas y chocamos nuestras mejillas, mientras que se escondé bajo mi cuello y yo descubro sus hombros.
La temperatura afuera no se atreve a entrar y tocamos el límite. Es hora de volver.
Conduje el vehiculo loma abajo, llevandolo por las curvas hasta las afuera del condominio en donde vivo.
"La pase muy bien hoy" le dije "Gracias por las clases"
"Vas muy bien" me dijo riendo "Pronto vamos a ir a la municipalidad" bromeó.
Yo la besé como si fuera la última vez ¿Cuantas veces he dado ese beso? Sé que son contradicciones, pero es que ella vuelve falso todo lo que pasó... todo lo malo que pasó.
Hasta la proxima vez. Sé que esta semana te extrañaré con desenfreno ¿Qué hago con esto?

Abrí el blog y habilité el que alguna vez fue nuestro. Son los auto-test que me hago. Ingreso al suyo y me encuentro con una historia llena de deseos y noches de pasión. Creo que me sonreí y traté de buscar ese recogimiento que se me formó en el centro del pecho al última vez que lo vi. Pero de eso, feliz y orgullosamente, nada. Es más, con curiosidad leí la historia hasta el final. Muy buena historia en realidad. Y me quedé un rato en silencio ¿Era farso el estado o en realidad ya no dolía? ¿Quieres llamar a John o a Mary y decirles que tienes ganas de dejar todo?... Y aunque pareció increible, la respuesta dentro de mi ser fue un tajante NO. Más ganas me dieron de reír y abrazar a Yessenia, pero tenía que respetar a tal momento.