martes, 27 de octubre de 2009

Capítulo 28: Fuerzas

¿Qué es fuerza? ¿Es una energia? ¿Es lo que permite que el planeta rote alrededor del sol? ¿Es lo que produce el quiebre del capullo al nacer la mariposa? ¿Es lo que me deja aplastar con mi mano al mosquito estupido que choca contra mi pantalla? ¿What is? ¿A man?
Creo que es dificíl de contestar las miles de interrogantes. Sólo sé que si aquello existiera, me ha abandonado por completo.
Mary tiene razón, es una responsabilidad demasido grande y pesada sonreir siempre y tener una palabra, porque es tanto lo que se entrega que no queda nada para uno mismo. Siento que mi alma duerme sin sesar, agotada de tanto levantar a otras que amenzan con caer. Los atardeceres ya no saben al mismo sabor que de hace unas semanas. Y nisiquiera su sonrisa me puede hacer volver de esto tan oscuro.

¿Es mala? Creo que sí cuando un hombre decide dejar una bomba átomica sobre una ciudad llena de personas que ni siquiera en la vida lo conocieron. Cuando un hombre decide cargar su brazo de fuerzas y abofetear a su mujer, a la que le prometió lealtad y respeto alguna vez. A veces la fuerza se vuelve suficiente para que el hombre pueda olvidar que al lado de uno hay otro con los mismos derechos. Se vuelve tan destructible y eficaz como para quitarle a una persona las ganas de vivir. Es una energia cambiante e uniforme, capaz de transtornar historias por completo. Pero el humano insiste con seguir y no medir la concecuencias.
¿Qué ocurrería si algún día, con la misma fuerza que se mata a una mosca, un ser totalmente desconocido comenzara a aplastarnos con su poder? ¿Por qué no? Una mosca nunca piensa, en su eterno y calculado volar, que una desesperada mujer acabará con su vida porque simplemente rondaba zumbante la carne del almuerzo.
No puedo explicar qué es fuerza. Tampoco puedo decir a donde fue. Sólo sé que me tiene aquí, cuestionandome hasta el aire que respiro, nublandome un poco más la mirada del mañana, pensando que Yessenia podría ser la última mano que me coja en este eterno caer hacia la nada. Sin embargo, estoy convencido de que no puedo valerme de los demás para obtenerla. Sé que todos buscan en la voz del otro encontrar las fuerzas para seguir, pero yo no puedo seguir absorbiendo de esa valiosa energia, que a veces no se sabe entregar.

Sólo quiero que llegue el deseado domingo en la noche. Salir de dos arduos días de trabajos y chocarla con un beso. Escuchar su silencio y sus temores. Cada vez se acerca más. Cada vez me atrae más hacia algo que nadie nunca me ha entregado. Claro. Toda persona entrega algo distinto.