Porfía con mi don y en silencio trata de escudriñar hacia el futuro. Se mete como un virus a la unidad central de operaciones, buscando extraer algo, porque quiere saber qué hacer, cómo moverse, cuando deslizar la siguiente pieza hacia adelante. Teme equivocarse y perder lo que con tanto esfuerzo le ha costado obtener.
"Estamos en pause" le trató de explicar, pero no le importa la explicación y sigue porfiando.
Me subo al metro. Una chica angelical reposa su rostro sobre el vidrio oscuro del lado del tunel del carro. Los demás van en silencio, preocupandose de sus vidas. Nada se mueve, y si nada se mueve no hay futuro ¿Por qué le cuesta tanto entender?
Del principio. Hace un tiempo, después de tantas desiciones y dolor por los errores, tomamos la determinación de dejar todo como estaba y que siguiera su flujo natural. Dejamos que la vida hiciera lo suyo. Lo bueno es que hay paz. Todo está bien. Pero es sólo un pause. Es poner un parchecurita en la herida que comenzará a pudrirse. Él decidió jugar en el tablero creado por ella. Yo decidí alejarme para asumir lo que ocurrió, pero ¿Hemos tomado alguna desición?
Sí y no.
Decidimos apretar pause y que todo esté como está, pero ¿Es él feliz en este estado de temple? ¿Soy feliz yo en este estado de comodidad? Tal vez sí, a veces no. Las cosas van como deseamos, pero no son como las deseamos. Me explico. Él es feliz teniendola a ella, suprimiendo los errores y dedicandose sólo a estar...estar...estar. Todo va bien porque no hay discusiones ni dolor, pero él desea estar así ¿Deseas estar así? Obviamente no. Él quiere más, pero por miedo a perderla, prefiere dejar apretado el botón del pause. Le tiene terror al play.
"Si no tomas decisiones, no hay futuro. Si no hay futuro, yo no puedo ver nada"
"¿No puedes ver nada?"
"Nada en absoluto"
Yo tomé la decisión de alejarme y olvidar en el exilio ¿Sirve de algo?
Sí y no.
Sirve, porque ya no está en mis manos la tentación de llamarla y despertar a su lado todas las mañanas. Mi mano ya no ansia la suya. Pero de qué sirve, si el amor a veces se levanta como un zombie bajo las balas de una pistola, gritando y aullando de dolor y hambre, y vuelve el deseo y las fechas se vuelven mantos de melancolía penumbrosa.
Podemos sentarnos frente a la vida, echados hacia atrás en la silla. La observamos espectante de que muevas la siguiente pieza. Espera un acierto o un error. Un peón o un alfil Mueve tu Reina, a veces te va a invitar, pero no la oigas. Mueve la pieza, que cargada de dolor y pena pasajera, sabes que debes mover. Estamos pause, nada se mueve. No se produce ningún futuro. Y podriamos estar así hasta el infinito omega. Quizás puedas deslizar en "L" el caballo hacia adelante, bajo el silencioso imperio de una estrategia, y comerte una pieza y acabar con algunos problemas, o cagarte otros, pero sabes que no es la decisión fundamental. Y la otra persona mueve otra pieza, viendo como sus brazos cuelgan de los hilos de la vida, o de sus propias decisiones. A veces se gana y otras se pierde, amigo.
Te aseguro que al pause le quede poquito, muy poquito. El tiempo comenzará a comernos las entrañas y el sudor recorrera nuestros dedos por tomar la pieza que sabemos debemos tomar y empezaremos a acercanos al movimiento para ejecutar el jaque mate. La pregunta es: ¿Sabrás resistir el calor de la desesperación, de la tentación y la exitación por ser feliz, para saber tomar la decisión correcta? ¿Moveras la pieza exacta?
Tic-toc tic-to. Queda poquito y ya viste a la pieza ¿La moveras para que tu vida vuelva al play y todo acabe como tiene que acabar? ¿Dejarás que pueda ver el futuro de tu desición?