
"No. Tú?" le pregunté.
"Tampoco" me dijo sonriendo con esa mirada angelical, pura.
"Y los que viste en la casa?"
"Esos no son fantasmas. Son personas" me dijo clavandome la mirada. Luego siguio viendo el televisor.
Rubén terminó con Karla hace dos semanas. Le dijo que ya no la amaba. Así de sincero el tipo. Eso es bueno. Cortar todo de un tirón y no dejar esperanzas de un regreso. Las cosas para la otra persona se hacen más facil. Un poco más, obviamente, ya que llevaban un año y medio de una buena y linda relación. Pero de repente algo se quebró dentro de él y paf! abajo todo. Bye bye. Y Karla trató de contactarme. Los perdidos entre la penumbra siempre buscan a alguien que pueda ver las cosas de arriba. Desde la altura todo se ve mejor. Así que hablamos. Estaba dolida, desorientada. Había un pequeño sentimiento de tranquilidad al saber que lo había dado todo por no perder lo que tenían, pero al tipo se le ocurrió salir con un pastelito bien desagradable. Se dio cuenta que al final la decisión no era del todo acertada. Que la extrañaba. Que aún sentía algo. Una mierda. Y mi prima se vio descolocada frente a las millones de sensaciones que genera la posibilidad de que existe una luz. El amor que le tiene sobrepasa a su sentido común y la envuelve en una red de esperanzas extrañas. Mas aún si Rubén, un hombre de 19 años, no tiene idea de lo que quiere en la vida. Sé que no lo hace de malo. No es un mal tipo. Pero su ambigüedad frente a lo que dijo socaba a mi prima en una cueva de la cual no pude salir.
Más allá de sufrir por no tenerlo al lado, sufre porque él no tiene claro el camino a seguir. Le dijo que no quería saber más de ella, pero después quiere saber de ella y juntarse. Entonces, Karla no puede tomar determinaciones tampoco. Qué quiere el bebé? Que ella esté cuando a él le baje el cariño? Y donde queda lo que mi prima siente?... No importa?
A veces el no estar seguros hace que despidamos luces de cosas que no queremos y desde el otro lado captan mal el clave Morse. Es mejor abrir el camino y no sembrar lo que no queremos cosechar. Recuerda que al otro lado hay un alma que necesita entender.
"Tampoco" me dijo sonriendo con esa mirada angelical, pura.
"Y los que viste en la casa?"
"Esos no son fantasmas. Son personas" me dijo clavandome la mirada. Luego siguio viendo el televisor.
Rubén terminó con Karla hace dos semanas. Le dijo que ya no la amaba. Así de sincero el tipo. Eso es bueno. Cortar todo de un tirón y no dejar esperanzas de un regreso. Las cosas para la otra persona se hacen más facil. Un poco más, obviamente, ya que llevaban un año y medio de una buena y linda relación. Pero de repente algo se quebró dentro de él y paf! abajo todo. Bye bye. Y Karla trató de contactarme. Los perdidos entre la penumbra siempre buscan a alguien que pueda ver las cosas de arriba. Desde la altura todo se ve mejor. Así que hablamos. Estaba dolida, desorientada. Había un pequeño sentimiento de tranquilidad al saber que lo había dado todo por no perder lo que tenían, pero al tipo se le ocurrió salir con un pastelito bien desagradable. Se dio cuenta que al final la decisión no era del todo acertada. Que la extrañaba. Que aún sentía algo. Una mierda. Y mi prima se vio descolocada frente a las millones de sensaciones que genera la posibilidad de que existe una luz. El amor que le tiene sobrepasa a su sentido común y la envuelve en una red de esperanzas extrañas. Mas aún si Rubén, un hombre de 19 años, no tiene idea de lo que quiere en la vida. Sé que no lo hace de malo. No es un mal tipo. Pero su ambigüedad frente a lo que dijo socaba a mi prima en una cueva de la cual no pude salir.
Más allá de sufrir por no tenerlo al lado, sufre porque él no tiene claro el camino a seguir. Le dijo que no quería saber más de ella, pero después quiere saber de ella y juntarse. Entonces, Karla no puede tomar determinaciones tampoco. Qué quiere el bebé? Que ella esté cuando a él le baje el cariño? Y donde queda lo que mi prima siente?... No importa?
A veces el no estar seguros hace que despidamos luces de cosas que no queremos y desde el otro lado captan mal el clave Morse. Es mejor abrir el camino y no sembrar lo que no queremos cosechar. Recuerda que al otro lado hay un alma que necesita entender.